El neón del Hotel Katowice no era una simple publicidad. Era un símbolo de su época, un característico destello azul sobre el centro de la ciudad y un elemento de identidad urbana que acompañó a los habitantes durante décadas. Cuando llegó el momento de la revitalización del edificio, el inversor se enfrentó a una decisión clave: ¿cómo devolver a la vida un neón que todos recordaban, pero que ya no podía ser restaurado? Fue entonces cuando intervino el equipo de Pretende.

Cuando la historia se encuentra con la realidad
El antiguo neón, a pesar de su valor cultural, no tenía posibilidades de volver a funcionar. La chapa se deshacía en las manos, la estructura estaba corroída y los tubos de vidrio estaban rotos o incompletos. Técnicamente era imposible salvarlo y, al mismo tiempo, cumplir con los estándares modernos de seguridad y la calidad esperada por el inversor.
No se trataba de una restauración superficial. Se trataba de preservar el espíritu de Katowice, por lo que decidimos crear una nueva estructura desde cero, manteniendo una fidelidad absoluta al original, centímetro a centímetro.

Reconstrucción a escala 1:1
En los talleres y laboratorios de Pretende nació un neón nuevo, pero visualmente idéntico al que todos recordaban. Cada letra fue reproducida con fidelidad: proporciones, curvas, ángulos y el característico trazado de los tubos de vidrio alrededor del contorno.
El color también fue clave. El icónico tono azul que iluminó Katowice durante décadas se recreó mediante un análisis digital del pigmento. ¿El resultado? Un azul que se ve exactamente como antes, pero más intenso y preciso.

Materiales modernos, alma clásica
Aunque el aspecto visual mantiene el estilo retro, la estructura está fabricada con materiales pensados para durar décadas. Las letras de aluminio, de aproximadamente metro y medio de altura, son resistentes a la corrosión y extremadamente estables incluso en fuertes vientos. La pintura se aplicó en nuestro taller, donde las piezas ocuparon toda la superficie de trabajo; se aplicaron dos capas para garantizar durabilidad y resistencia a las condiciones climáticas.
El mayor desafío artesanal fueron los tubos de vidrio. Fueron moldeados por un maestro con 35 años de experiencia, utilizando técnicas clásicas raramente vistas hoy en día. Gracias a ello, el neón conserva su ligereza, su ritmo visual y esa vibración luminosa que ningún LED puede imitar.

Montaje en la azotea: el mayor escenario de la ciudad
Instalar un neón de este tamaño en pleno centro de Katowice exigió precisión y maquinaria especializada. Las letras, que en conjunto superan los treinta metros de longitud, se montaron con ayuda de una grúa de brazo extendido —la única adecuada para una operación de esta escala en la ciudad. Cada movimiento debía ser perfecto para que el rótulo quedara alineado y fuera visible en la panorámica de Katowice exactamente como el original.
Cuando al anochecer realizamos las primeras pruebas de iluminación, quedó claro que el neón había regresado a la ciudad con toda su fuerza —como si nunca se hubiera apagado.
Un símbolo que vuelve a brillar
Hoy, el neón del Hotel Katowice vuelve a iluminar la azotea del edificio y atrae la mirada igual que en sus mejores años. Se ve familiar, pero detrás de su luz hay nueva tecnología, una estructura sólida y un trabajo artesanal que le permitirá brillar durante décadas.
Es un proyecto que no solo recrea la historia, sino que la conserva. No es una simple reconstrucción —es la continuación de un símbolo que pertenece a la ciudad desde hace generaciones.
